Lo visible y lo invisible
La cocina aparece y desaparece según el punto de vista.
Está ahí —verde, limpia, luminosa— pero nunca invade.
El dormitorio se transforma en un refugio: cálido, práctico, lleno de matices.
Todo respira un equilibrio entre lo funcional y lo sensorial.
Herencia + intención
Se respetaron las bóvedas originales, esos techos de ladrillo tan característicos, y se potenciaron con una iluminación que los enmarca como si fueran una obra de arte.
El suelo hidráulico original guía el recorrido, conecta estancias, y rompe con la rigidez del plano. Todo tiene un ritmo, una cadencia. Como una melodía doméstica.