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De cabañas de ensueño a refugios de vida: cómo diseñar habitaciones infantiles que evolucionan con tus hijos

Este mes, mi hijo Víctor cumple 21 años. Solo escribirlo me emociona. Parece que fue ayer cuando preparaba con tanta ilusión su primera habitación, sin saber que, en realidad, estaba creando mucho más que un espacio: estaba diseñando el escenario de sus primeros sueños, sus primeras risas… su primer refugio.Recuerdo cada detalle como si aún pudiera oír sus pasitos descalzos sobre la tarima. Diseñé para él una cabaña mágica, donde cada rincón contaba una historia.

El comienzo de un refugio: diseñar la primera habitación infantil

En la sala de juegos, encargué un mural muy especial: dos niños jugando a la pelota, uno con la camiseta con la “V” de Víctor y el otro con la “D” de Dani, su hermano mayor, ese compañero de aventuras que la vida nos regaló. Y como siempre he creído que las familias también se dibujan con el corazón, también dibujé a Sofía, su hermanita que venía en camino, subida en una bicicleta, como si ya participara en sus juegos.

100 1686El mural fue pintado a mano por la artista Carol Moreno, a quien conocí a través de Piccolo Mondo, cuando aún no era muy conocida.
Recuerdo perfectamente el día que fui a su pequeño estudio, en un sobreático de la Avenida Diagonal, junto a Rambla de Catalunya. Víctor era solo un bebé, y no había ascensor… así que me ayudaron a subir el carrito por aquellas escaleras interminables.
Su trazo limpio, tierno y lleno de vida dio forma a ese universo que imaginaba para mis hijos.
Años más tarde, al visitar Casa Decor Barcelona, reconocí su estilo al instante —y fue emocionante ver cómo aquella misma sensibilidad que había llenado nuestras paredes seguía evolucionando y conquistando otros espacios.
A día de hoy, conservo estas imágenes como pequeños tesoros: ventanas a una infancia feliz, tejida con amor, color y creatividad.
Años más tarde, en otra de nuestras casas, tuve la suerte de contar con otra gran artista: Pilar Burguet, una ilustradora barcelonesa con un universo propio lleno de ternura.
Pilar, a quien tantas veces admiré por sus papeles pintados para Coordonné o sus siluetas infantiles, pintó a mano la sala de juegos y las habitaciones de Víctor y Sofía cuando ya eran algo más mayores.
Aunque su personaje más conocido era el conejito, le propuse crear una historia nueva, con distintos animalitos en una pequeña ciudad: una heladería, un cochecito rojo conducido por un conejito, dos patitos tomando un batido…

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Y en la habitación de Sofía, replicó en gran formato las muñecas de cerámica que ella tenía, convirtiéndolas en guardianas delicadas de sus sueños.
Fue un trabajo lleno de alma, que hoy miro con nostalgia y profundo agradecimiento.
Pilar falleció en 2009, y desde entonces sus obras son verdaderas joyas de la decoración infantil.
Saber que su arte forma parte de nuestra historia familiar es uno de esos regalos que solo el tiempo sabe poner en valor.

 

La puerta de su habitación, por dentro, se transformaba en la entrada de un refugio de cuento, con nudos de madera, pajaritos y ramitas pintadas a mano. Al cerrarla, todo el mundo exterior desaparecía, y allí, en el centro de aquella pequeña gran cabaña, reinaba su cuna con dosel de 1,40 metros, pensada para transformarse en camita más adelante.

 

Siempre he creído que los espacios deben evolucionar con las personas que los habitan. Diseñar para los más pequeños es, en realidad, proyectar su futuro.

Habitaciones compartidas: vínculo, juego y diseño

Las habitaciones compartidas fueron otro capítulo entrañable. Esos espacios donde los hermanos no solo compartían juegos, sino también confidencias y risas al caer la noche.

En una de esas casas —proyectada por el arquitecto Carlos Ojinaga— diseñé un baño compartido entre dos habitaciones que era pura fantasía: dos lavabos, una ducha doble y revestimientos espectaculares de cerámica de Bisazza.

Fue precisamente en esa casa donde nos conocimos. Carlos fue una de las primeras personas que influyó en mi manera de mirar los espacios, y de su mano empecé a enamorarme del interiorismo. Desde entonces, nos une una bonita amistad y hemos tenido la suerte de colaborar en otros proyectos a lo largo de los años.

Recuerdo ir a su showroom a menudo. Recogía a Sofía y a Víctor del colegio y me los llevaba conmigo. Mientras nosotros hojeábamos catálogos, combinábamos tejidos y revisábamos muestras, ellos se sentaban a dibujar en su mesa. Crecían entre planos, texturas, luz natural… y conversaciones llenas de inspiración.

Interiorismo emocional: espacios que cuentan historias

El baño de Sofía parecía salido de un cuento de hadas, en tonos rosa y dorado, con los delicados mosaicos de la colección GM 20.10 de Bisazza.

El de Víctor, en cambio, era un espacio más sobrio y elegante, con un azul noche espectacular de la colección Ortensia de Bisazza, que aportaba profundidad y carácter.

Con firmas como Piccolo Mondo, creamos habitaciones que eran auténticos mundos en miniatura, pensados para transformarse con el tiempo. Una de las piezas más especiales fue una estantería en forma de casita, con una gran pizarra incorporada y cestitas de rafia.

Y llegó el día en que los mundos de fantasía de Víctor dieron paso a los de Sofía. Con ella, la casa se llenó de tules, lámparas de cristal de colores, camas con dosel de princesa y cortinas vaporosas.

En su habitación, rodeando una mesita mágica que un día era pizarra y al siguiente un salón de princesas, ella y sus amigas se sentaban en las sillas LouLou Ghost de Philippe Starck. Todo en rosa pastel, con espejos dorados, joyeros de tela y un baúl de disfraces siempre listo para una nueva aventura.

En ese rincón de ensueño sigue brillando hoy la icónica lámpara Bourgie de Kartell.

Detalles de diseño que acompañan el crecimiento

El Eames Elephant, diseñado por Charles y Ray Eames, fue juguete, escultura y compañero inseparable.

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La mesa Little Flare de Magis, con sus patas de lápices, fue el centro de la creatividad de Víctor.

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Acompañada por la Panton Junior de Vitra, formaba el rincón ideal para explorar su imaginación.

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El puff XXL, en cambio, fue el escenario de lecturas nocturnas, cuentos compartidos y largas noches cuando estaban enfermos. Smallable fue nuestra tienda favorita para encontrar piezas que abrazan hogares.

Orden, funcionalidad y belleza en el dormitorio infantil

Descubrimos tesoros como las cajitas de Suite Beibi con iniciales bordadas o las bolsas jumbo con estampados encantadores, que hacían del orden algo sencillo y encantador.

“Los objetos que elegimos con el corazón se convierten en testigos silenciosos de nuestra historia. Iluminan los recuerdos… y también el camino hacia lo que está por venir.”

Claves para crear habitaciones evolutivas

1. Diseña pensando en la transformación

Piezas versátiles como cunas que se convierten en camas, estanterías modulables o mesas adaptables permiten que el espacio evolucione sin perder su esencia.

2. Crea rincones que alimenten su imaginación

Un rincón de lectura, una mesita para pintar, o un escenario improvisado fomentan la creatividad. Apóyate en muebles como los de Vitra Kids, Magis Me Too o los vinilos de Piccolo Mondo.

3. Deja espacio para lo inesperado

Opta por papeles pintados removibles, textiles fáciles de cambiar y una decoración flexible que acompañe su crecimiento y sus gustos.

Recomendaciones actuales

Habitaciones juveniles con estilo

Cuando dejaron atrás los juegos, los espacios se transformaron con textiles de Lexington y mobiliario de Kartell:

  • Escritorios de diseño
  • Muebles contenedores Mobil
  • Componibili: mesita auxiliar versátil

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Y la iluminación de Flos acompañó esta nueva etapa:

  • Ceramique – escultórica y atemporal
  • Kelvin Edge – ideal para escritorios
  • Snoopy – con personalidad
  • Parentesi – perfecta para rincones de lectura

Epílogo: un cumpleaños, una historia compartida

Este mes, Víctor cumple 21 años. Y mientras escribo estas líneas, me doy cuenta de que este artículo no es solo sobre habitaciones infantiles ni sobre diseño. Es una celebración silenciosa de todo lo vivido juntos.

Porque los espacios que creamos para nuestros hijos no desaparecen cuando crecen. Se transforman, como ellos. Y se quedan con nosotros. Como testigos silenciosos de los momentos que más importan.

 

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